miércoles, 17 de abril de 2019

Mi Renacimiento en Italia.

Mi viaje continuaba, salí de Reykjavik para perderme en el underground de London y pasar uno de los momentos más estresantes de mi corta vida, para finalmente poder regresar a Italia.

Mi cuerpo y mi mente estaban sacudidos, me sentía vulnerable de muchas maneras, el frío había jugado un papel importantísimo en mi estado de animo y a pesar de que en toda Europa ese fue de los inviernos más fríos yo sentía que Roma me iba a acoger de la manera mas cálida, como si me diera un abrazo.

Llegué a Termini y ahí empezó a suceder, caminé con la mochila en la espalda y desde ese momento durante los siguiente 20 días no pude parar.

Mi meta más importante era observar, verlo todo, suspirar cada instante, no podía creer que estaba ahí a punto de tomar mi cámara y fotografiar todo, una parte de mi no podía creer que estaba a punto de ver cosas increíbles con las que soñaba desde hacía ya mucho tiempo.

Traté de recorrer toda Italia, desde sus costas hasta la Toscana, de sur a norte. La viví al día, la degusté en su comida y mi piel se erizó en los museos, llore viendo como el sol se escondía atrás del mar y no pude ser más feliz.
















Fujifilm Superia 200.
Parte 1.

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